Como un remolino se encumbra mi pensamiento, cundo lo que ami me falta es sólo tiempo, y comienzan a sobrarme los argumentos.
De la noche oscura no quiero protegerme, aunque el Diablo venga con toda su cabalgadura, por que el viento me ara libre entre las estrellas, donde el silencio persevera, y la vida, ya no desespera.
Cuando a mi me falta solo tiempo, y comienzan a sobrarme los argumentos. Dicho así, sin dramatismo, esta es la esencia de la madurez, amigo Pedro. Y bienvenida sea, antes de que venga la etapa postrera. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por leerme amigo Francisco.
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