En esta noche sin nombre,
extiendo la mano y se vuelve fría
como el corazón de los que pasan
y no se dan cuenta de mi agonía.
El asfalto se calienta deprisa
con las pisadas largas y baldías
de la muchedumbre que no cesa
en esta jungla de hipocresía.
Cuando pasas a mi lado
tú mirada está perdida,
aunque los harapos me delatan
no hay respuesta efectiva.
Mis ruegos quedan en el aire,
en su pensar “te lo merecías”
Cuando les miro a los ojos
sólo parpadeo cuando miran.
El asfalto se calienta
mientras la mano queda fría,
los corazones no se ablandan,
¿Por qué nací aquel día?
Pedro me encantan estos dos versos:
ResponderEliminar"El asfalto se calienta,
mientras la mano queda fría"
Tremendamente literarios. Abrazo
Francisco,
ResponderEliminarPara mí es importante tener la opinión del maestro, y tú eres el maestro.
Un abrazo.